Casi toda la familia nos reunimos el domingo para celebrar el 22 cumpleaños de Ana.
Como miembro destacado que faltaba. ¡María la de Viena!.
El lugar elegido, un restaurante que está cerca de casa y que a mi madre le encanta.
Hay que decir, que las paellas las hacen bastante bien.
Cuando llegó la familia, fuimos directos al Restaurante.
Por lo que dice mi hermana María Jesús, mi madre lleva todo el año, recordando la paella tan buena que se comió.Yo me pregunto, ¿no sería que se olvidaron de nosotros y la paella tardó más de la cuenta?
Y cuando hay hambre, ¡parece que todo está más bueno......!
Nos sentamos a la mesa, llegó rápidamente la camarera a preguntar ¿Qué queríamos?.
Pedimos unas ensaladas de la casa y paella para 7 de arroz negro y para 4 de arroz de verduras, que es que le gustaba a Ana.
Para beber cerveza.
En el Restaurante trabajan dos camareras, y la chica que atiende esas mesas no estaba. Según supe después, tubo un accidente trabajando y se rompió una pierna. ¡Espero que se mejore!
Cuando casi estábamos acabando, llegó la Tuna, de la Universidad Miguel Hernández.
Cantaron aproximadamente 5 canciones, todas muy conocidas.
Pagamos y para casa.
Mis padres hacían un año que no habían venido y mi hermano Vicente, según comentó 5 años.
Aquí teníamos preparada la tarta, helado, horchata …... de todo. Sólo faltó la Sidra que olvidé comprarla.
Pensé que después todos saldríamos a dar un paseo por el paseo marítimo, pero Antonio comentó que tenía que marcharse pronto, que esa misma noche salía hacia Valencia y que el lunes a las 7 de la mañana salía dirección Madrid.
¡Es una pena que no pudieran quedarse más tiempo!.
Al poco todos se marcharon y nos quedamos sólos María José y yo.
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