martes, 21 de julio de 2015

The Paella en la Playa


Nos hemos juntado parte de la familia para tomar un par de buenas paellas en un Restaurante cercano, en la Playa de San Juan.



Sólo faltaron mi hermano Francisco & familia y mi hermano Vicente.


Como eramos mucha gente, 13 en total, y domingo, decidimos ir a reservar la mesa el día de antes, y parece que mucha gente pensó en lo mismo porque ya habían 4 reservas.





Después a Mercadona, compramos refrescos, helados y algunas gallegas de chocolate, para tomarlos por la tarde.

El que reparte se lleva la mejor parte.



Llegó el día, nos levantamos temprano y estuvimos arreglando un poco la casa, lo bueno, es que se arregla en muy poco tiempo.

Después básicamente nos dedicamos a esperar a la gente.

Habíamos invitado a todos como “Día de Playa” y después comeríamos, pero parece que la gente entendió “comer en la Playa”.

La próxima vez, diré con claridad las cosas y no dejaré nada por sobreentendido.

Mientras esperaba, para entretenerme, estaba acabando un libro, “El Lazarillo de Tórmes”.

Es curioso, habré leído fragmentos del libro en el Instituto, pero nunca llegué a leerlo entero.








Al principio me costó, porque está escrito en el Castellano de 1550, pero poco a poco, fui habituándome al la lectura y aunque había alguna que otra palabra que no entendía, con un buen diccionario, el libro se lee muy bien.





Me gustó. Es gracioso como va describiendo los diferentes amos.





Los primeros en llegar fueron Paco y María Ángeles. Poco después llamó Ana, preguntando dónde estaban las llaves del aparcamiento y al final llegó mi hermana. Todos llegaron en un plazo de 15 minutos. Está claro que se pusieron de acuerdo.

La mesa la teníamos reservada para las 14:30 y como era casi la hora, sin más preámbulos, nos dirigimos al Restaurante.

Mi padre comenzó a quejarse, realmente porque no tenía ganas de salir de su casa y, cualquier cosa le molesta y protesta.

Pero le aseguré que no estaba a más de 2 minutos caminando a su paso.


 
Llegamos, el camarero nos indicó la mesa, estaba en una de las esquinas, la terraza estaba cerrada y habían puesto el aire acondicionado a toda castaña. Yo estaba bien, pero María y Ana, comenzaron a quejarse de que tenían un poco de frío.

!Creo que me gusta más la de arroz negro¡




Pedimos, de primer plato unas ensaladas y dos paellas, una de arroz abanda y la otra de arroz negro.


Las ensaladas vinieron pronto pero las paellas tardaron bastante, en otras ocasiones que habíamos ido, nunca habían tardado tanto.




Pero no hay mal que tarde mucho y al final llegaron las dos, la camarera nos preguntó si preferíamos plato grande o pequeño y si nos servía ella.


Le dije que ya lo haría yo. Esta es la primera vez que serví a todo el mundo.










Estaban bastante buenas, pero sobre todo a mi me gustó la de “Arroz negro”.

¿Alguien quiere más?.

Al final cafés y unos licores para la sobremesa.


Después de pagar, decidimos ir a Casa, María Ángeles y Paco, se despidieron diciendo que tenían algo pendiente que hacer, el resto subimos a casa.

Entre helado y helado.

Ya habíamos hecho un poco de hueco en la barriga y podíamos poner en ella, el helado que habíamos comprado.

La preferencia general fue el “Helado de Turrón”.

El sol comenzó a bajar y con ella la tarde comenzaba a llegar a su fin. Salimos a dar un paseo por la playa , mi madre nos contaba historias suyas de cuando eran jóvenes y vivían allí.
Yo, igual que Ana.
De lo mal que lo pasó, porque mi madre no sabía nadar y esta playa hay lo que mi madre diría muchos hoyos, y se metió en uno de ellos, comenzó a pedir auxilio. Al final un hombre con una colchoneta se acercó y la rescató.

Fue un día muy agradable, que todos pasamos y que me gustaría repetir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario