Hace casi 50 años que quiero hacer este viaje.
Desde que tengo mis primeros recuerdos siempre han estado relacionados con la Línea del tren de Alicante a Denia.
La Estación de Benidorm, con su característico olor a gasolina.
Los Automotores, que cada media hora salían de la Estación.
El Limón Express , que hacía el trayecto de Benidorm a Denia.
Los Extranjeros subían temprano a este tren y volvían al medio día.
Recuerdo que íbamos los chiquillos a verlos como bajaban. ¡Todos borrachos!, lo que más me llamaba la atención en aquella época era que los hombres y sobre todo las mujeres bajaran tan bebidos.
Nos lo pasábamos muy bien esperando el tren que llegaba con la música de “Manolo Escobar” a toda castaña sonando ¡Que Viva España!”. Los turistas que ya conocían la canción, la entonaban.
Al bajar del Tren, cuando alguno perdía el equilibrio, otro compañero salía en su busca y le ayudaba a subir al autobús.
La vía del Tren en Benidorm, suponía la separación física entre la ciudad y el campo.
El lugar de diversión, sobre todo en verano, era cruzar esa frontera.
Al cruzar las vías del tren entrábamos en un lugar de aventuras en la que los chiquillos nos dedicábamos a buscar “Escorpiones, tarántulas, ciempiés etc” y cualquier otro bicho, que pensábamos que podía picarnos.
Todos los metíamos en un bote y cuando considerábamos que teníamos suficientes,
los depositábamos en el suelo, los rodeábamos de maleza seca de los pinos y prendíamos fuego.
Todos nos quedábamos quietos mirando que hacían los insectos.
Las tarántulas y los ciempiés, intentaban buscar un lugar por donde escapar, cuando no lo encontraban, se lanzaban corriendo intentando atravesar el fuego, alguno lo conseguía y seguía corriendo ardiendo. En aquella época teníamos corazón y los chafábamos rápidamente.
Los escorpiones tenían una técnica diferentes que la descubrimos después de muchas tardes de caza.
Estos se clavaban el aguijón y pensábamos que se suicidaban, pero como todo en esta vida, por casualidad, descubrimos que al rato revivían y seguían su marcha.
La solución, con un palito, les obligábamos atravesar el fuego.
Otra zona de diversión era el “Canal”, cuanto tiempo pasamos en ese lugar.
Hacíamos carreras de barcos con los juncos, al final siempre había una batalla a base de piedras, cada vez más grandes para hundirlos.
En una ocasión, casi le abrimos la cabeza a mi hermano Francisco.
El Riachuelo también estaba cruzando las vías del tren, aquí, buscábamos ranas, que después usábamos para operarlas, vamos las abríamos en canal con una cuchilla de afeitar y a ver que ocurría.
El Riachuelo daba mucho de sí, de allí conseguíamos las flechas para nuestros arcos.
Los años pasaban y la civilización llegó a Benidorm y eso significó que “Telefónica”,comenzó a extender cables de teléfonos por la ciudad.
Dejaban unos rulos gigantescos de madera que contenían un cable muy grueso de plástico y dentro estaba los pequeños cables de cobre.
En esta época aprendimos que el cobre doblado era un arma contundente para hacer una especie de "proyectiles" que lanzábamos con gomas elásticas.
Y claro estos “ganchillos” los usábamos principalmente para hacer guerra entre nosotros, para perseguir insectos y matarlos etc....
Con el tiempo sustituyeron los “Rulos de Cables de teléfono” por un “Rancho de caballos”.
Todas las tardes cruzábamos las vías del tren para ver los caballos como les daban de comer, como los limpiaban, como los domaban etc.
El negocio era el alquiler de caballos, un guía llevaba a todos los que quisieran hasta la montaña de Benidorm.
En aquella época, esas personas eran los “Turistas”: alemanes, británicos, franceses que eran quienes podían permitirse el lujo de alquilar un caballo durante una hora.
No recuerdo el precio del alquiler por hora, pero seguro que sería muchísimo.......
Mi gran ilusión de la época era montar en alguno.
Una vez pude subir durante unos minutos, mi primo Manolo de Alemania, alquiló un caballo para todos, y todos pudimos subir. Fue una experiencia muy intensa.
La vía del tren, era el sendero perfecto para llegar a la “SARDINETA”, que era nuestro gran campo de fútbol. Y en el que nosotros que eramos el equipo local, nos jugábamos una “Casera” contra un equipo rival de la zona. En alguna ocasión incluso llegamos a beber.
Ahora todo eso ha desaparecido, aquella zona de juegos tan maravillosa, no es tan grande como me pareció en su momento, incluso “El Canal” no está tan lejos, y lo han cubierto con hormigón.
Y los coches, que lo prostituyen todo, lo usan como un simple aparcamiento.
Paseábamos por la Playa de San Juan, pasó el Tren que va a Benidorm y pregunté a María José si le apetecía ir en tren hasta Denia.
El Trayecto de ida y vuelta cuesta 12,75 euros por persona.
Salimos sobre las 10 de la mañana, para nosotros muy temprano por ser sábado y en la playa.
Fuimos hasta la parada del “Tram” más cercana “ Av Costa Blanca”.
Esperamos aproximadamente 10 minutos, subimos y en Campello debíamos hacer transbordo.
En Benidorm nuevo transbordo, pero aquí el tren pasa de eléctrico a diésel.
Aunque los “automotores” son nuevos, hay mucha diferencia, estos hacen bastante más ruido.
Esta parte del viaje, era la desconocida para mi, sobre todo a partir de Altea.
De Altea hasta Calpe, el Tranvía pasa por los acantilados, túneles, desfiladeros.
Es una ruta muy bonita.
Llegamos hacia el medio día a Dénia, yo tenía hambre, María José aún se lo estaba pensando, pero parece que últimamente tengo un gran poder de convicción y conseguí que ella también tuviera hambre.
Llegamos a una de las calles principales de Dénia, muy bonita, estaba cerrada al tráfico y llena de bares, restaurantes, comercio normal, se agradece el no ver tantas tiendas de “Chinos” como hay en Benidorm.
El menú que más le gustó a María José era un “Arroz típico de Dénia” o por lo menos eso ponía en la carta, una ensalada, agrios, pan, postre y bebida, todo por 13 euros.
Para bajar la comida, nada mejor que pasear por la ciudad.
Visitamos el Puerto, habían dos barcos que iban a Mallorca, tuvimos la suerte de verlos salir del puerto.
Después un Helado, yo pedí uno de turrón y María José “Un nacional”, contó que cuando era pequeña pedía siempre esto en Alcoy.
Y todos nos preguntaremos ¿Qué es un Nacional?. Pues Helado granizado y le ponen una bola de helado de nata.
No recomiendo ir a esa Heladería, los dos helados que pedimos estaban malos y encima caros.
Por último, visitamos es Castillo, precio 3 euros.
Es bonito, pero sobre todo me gustó las vistas que pude disfrutar.
Como diría mi madre, ¡Ya echamos el día!.
A las 20:26 salía nuestro Tren de la Estación.
Llegamos a casa sobre las 23:00 horas.
Al final se hizo un poco largo el viaje de regreso.
Desde que tengo mis primeros recuerdos siempre han estado relacionados con la Línea del tren de Alicante a Denia.
Esperando el Tram. |
Los Automotores, que cada media hora salían de la Estación.
El Limón Express , que hacía el trayecto de Benidorm a Denia.
Los Extranjeros subían temprano a este tren y volvían al medio día.
Recuerdo que íbamos los chiquillos a verlos como bajaban. ¡Todos borrachos!, lo que más me llamaba la atención en aquella época era que los hombres y sobre todo las mujeres bajaran tan bebidos.
Los nuevos trenes son más bonitos. |
Nos lo pasábamos muy bien esperando el tren que llegaba con la música de “Manolo Escobar” a toda castaña sonando ¡Que Viva España!”. Los turistas que ya conocían la canción, la entonaban.
Al bajar del Tren, cuando alguno perdía el equilibrio, otro compañero salía en su busca y le ayudaba a subir al autobús.
La vía del Tren en Benidorm, suponía la separación física entre la ciudad y el campo.
El lugar de diversión, sobre todo en verano, era cruzar esa frontera.
Calle principal |
Al cruzar las vías del tren entrábamos en un lugar de aventuras en la que los chiquillos nos dedicábamos a buscar “Escorpiones, tarántulas, ciempiés etc” y cualquier otro bicho, que pensábamos que podía picarnos.
Todos los metíamos en un bote y cuando considerábamos que teníamos suficientes,
los depositábamos en el suelo, los rodeábamos de maleza seca de los pinos y prendíamos fuego.
Todos nos quedábamos quietos mirando que hacían los insectos.
Las tarántulas y los ciempiés, intentaban buscar un lugar por donde escapar, cuando no lo encontraban, se lanzaban corriendo intentando atravesar el fuego, alguno lo conseguía y seguía corriendo ardiendo. En aquella época teníamos corazón y los chafábamos rápidamente.
Yo comí el arroz en la Paella y con tenedor. |
Estos se clavaban el aguijón y pensábamos que se suicidaban, pero como todo en esta vida, por casualidad, descubrimos que al rato revivían y seguían su marcha.
La solución, con un palito, les obligábamos atravesar el fuego.
Otra zona de diversión era el “Canal”, cuanto tiempo pasamos en ese lugar.
Hacíamos carreras de barcos con los juncos, al final siempre había una batalla a base de piedras, cada vez más grandes para hundirlos.
En una ocasión, casi le abrimos la cabeza a mi hermano Francisco.
El Riachuelo también estaba cruzando las vías del tren, aquí, buscábamos ranas, que después usábamos para operarlas, vamos las abríamos en canal con una cuchilla de afeitar y a ver que ocurría.
El Riachuelo daba mucho de sí, de allí conseguíamos las flechas para nuestros arcos.
Los años pasaban y la civilización llegó a Benidorm y eso significó que “Telefónica”,comenzó a extender cables de teléfonos por la ciudad.
Dejaban unos rulos gigantescos de madera que contenían un cable muy grueso de plástico y dentro estaba los pequeños cables de cobre.
En esta época aprendimos que el cobre doblado era un arma contundente para hacer una especie de "proyectiles" que lanzábamos con gomas elásticas.
Y claro estos “ganchillos” los usábamos principalmente para hacer guerra entre nosotros, para perseguir insectos y matarlos etc....
Con el tiempo sustituyeron los “Rulos de Cables de teléfono” por un “Rancho de caballos”.
Barcos con destino a Mallorca. |
Todas las tardes cruzábamos las vías del tren para ver los caballos como les daban de comer, como los limpiaban, como los domaban etc.
Vistas desde el Castillo; la montaña del "Montgó" |
El negocio era el alquiler de caballos, un guía llevaba a todos los que quisieran hasta la montaña de Benidorm.
En aquella época, esas personas eran los “Turistas”: alemanes, británicos, franceses que eran quienes podían permitirse el lujo de alquilar un caballo durante una hora.
Vistas del Puerto desde el Castillo. |
Mi gran ilusión de la época era montar en alguno.
Una vez pude subir durante unos minutos, mi primo Manolo de Alemania, alquiló un caballo para todos, y todos pudimos subir. Fue una experiencia muy intensa.
La vía del tren, era el sendero perfecto para llegar a la “SARDINETA”, que era nuestro gran campo de fútbol. Y en el que nosotros que eramos el equipo local, nos jugábamos una “Casera” contra un equipo rival de la zona. En alguna ocasión incluso llegamos a beber.
Vista de mi mismo desde el Castillo. |
Ahora todo eso ha desaparecido, aquella zona de juegos tan maravillosa, no es tan grande como me pareció en su momento, incluso “El Canal” no está tan lejos, y lo han cubierto con hormigón.
Y los coches, que lo prostituyen todo, lo usan como un simple aparcamiento.
Paseábamos por la Playa de San Juan, pasó el Tren que va a Benidorm y pregunté a María José si le apetecía ir en tren hasta Denia.
El Trayecto de ida y vuelta cuesta 12,75 euros por persona.
Salimos sobre las 10 de la mañana, para nosotros muy temprano por ser sábado y en la playa.
Fuimos hasta la parada del “Tram” más cercana “ Av Costa Blanca”.
Existe un Túnel que atraviesa toda la montaña del Castillo, se construyó en la Guerra civil y se usaba como refugio antiaéreo. |
Esperamos aproximadamente 10 minutos, subimos y en Campello debíamos hacer transbordo.
En Benidorm nuevo transbordo, pero aquí el tren pasa de eléctrico a diésel.
Aunque los “automotores” son nuevos, hay mucha diferencia, estos hacen bastante más ruido.
Esta parte del viaje, era la desconocida para mi, sobre todo a partir de Altea.
De Altea hasta Calpe, el Tranvía pasa por los acantilados, túneles, desfiladeros.
Es una ruta muy bonita.
Llegamos hacia el medio día a Dénia, yo tenía hambre, María José aún se lo estaba pensando, pero parece que últimamente tengo un gran poder de convicción y conseguí que ella también tuviera hambre.
Llegamos a una de las calles principales de Dénia, muy bonita, estaba cerrada al tráfico y llena de bares, restaurantes, comercio normal, se agradece el no ver tantas tiendas de “Chinos” como hay en Benidorm.
El menú que más le gustó a María José era un “Arroz típico de Dénia” o por lo menos eso ponía en la carta, una ensalada, agrios, pan, postre y bebida, todo por 13 euros.
Para bajar la comida, nada mejor que pasear por la ciudad.
Visitamos el Puerto, habían dos barcos que iban a Mallorca, tuvimos la suerte de verlos salir del puerto.
Fiestas de moros y cristianos en Denia. Representación de la embajada. |
Después un Helado, yo pedí uno de turrón y María José “Un nacional”, contó que cuando era pequeña pedía siempre esto en Alcoy.
Y todos nos preguntaremos ¿Qué es un Nacional?. Pues Helado granizado y le ponen una bola de helado de nata.
No recomiendo ir a esa Heladería, los dos helados que pedimos estaban malos y encima caros.
Por último, visitamos es Castillo, precio 3 euros.
Es bonito, pero sobre todo me gustó las vistas que pude disfrutar.
Como diría mi madre, ¡Ya echamos el día!.
A las 20:26 salía nuestro Tren de la Estación.
Llegamos a casa sobre las 23:00 horas.
Al final se hizo un poco largo el viaje de regreso.
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