Después de regresar María de Alemania, la tía ha disfrutado de toda una semana de Vacaciones en un lugar muy bonito.
Lo que te sorprende es que está en un lugar tan de ....... como es la provincia de Albacete.
Llegamos al medio día y saludamos a todas las personas que junto a María harían este cursillo.
Conocía a muchos de los asistentes.
Dejamos la maleta en la entrada y nos dispusimos a ir al comedor.
La comida que se sirve es vegetariana. El año que hice el cursillo fue la primera vez que la comí, y he de reconocer que me gustó.
Pensaba que la comida vegetariana era sólo verde; gran error. Es una comida muy elaborada.
Habían cambiado de cocinera, la actual la conocí hace 3 años.
Después de comer, mientras los asistentes al cursillo pagaban su estancia. María José y María, estaban meditando junto a uno de los muchos canales de agua que hay por el recinto.
Algo que es placentero es tumbarse en el césped, cerrar los ojos y dejarte llevar durante un rato.
Sólo se escucha, el agua, el viento sobre los árboles y un ruido lejano de la gente hablando.
La tarde avanzaba.
Eso suponía que debíamos marcharnos.
María José quería quedarse, pero sabía que era mejor así, que esta era la semana de María.
Cuando volviera, ya hablaría sobre su experiencia.
Lo que te sorprende es que está en un lugar tan de ....... como es la provincia de Albacete.
Llegamos al medio día y saludamos a todas las personas que junto a María harían este cursillo.
Conocía a muchos de los asistentes.
Dejamos la maleta en la entrada y nos dispusimos a ir al comedor.
La comida que se sirve es vegetariana. El año que hice el cursillo fue la primera vez que la comí, y he de reconocer que me gustó.
Pensaba que la comida vegetariana era sólo verde; gran error. Es una comida muy elaborada.
Habían cambiado de cocinera, la actual la conocí hace 3 años.
Después de comer, mientras los asistentes al cursillo pagaban su estancia. María José y María, estaban meditando junto a uno de los muchos canales de agua que hay por el recinto.
Algo que es placentero es tumbarse en el césped, cerrar los ojos y dejarte llevar durante un rato.
Sólo se escucha, el agua, el viento sobre los árboles y un ruido lejano de la gente hablando.
La tarde avanzaba.
Eso suponía que debíamos marcharnos.
María José quería quedarse, pero sabía que era mejor así, que esta era la semana de María.
Cuando volviera, ya hablaría sobre su experiencia.
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